Secándome aún las lágrimas de la
muerte de mi hermana he decidido luchar por aquellas que como ella
tienen miedo de decir la verdad. Maquillan sus heridas y se esconden
en mentiras temiendo a sus maridos, no ven la realidad en la que se
encuentran y muchas veces es demasiado tarde para ellas. Voy a luchar
por todas las muertes, las heridas y las mentiras que muchas veces
nadie hace caso. Voy a ser la voz de las mujeres a las que sus
maridos callan.
Protestas, quejas, gritos y denuncias,
pocas me escuchan pero nadie hace nada. No son valientes, siguen
temiendo. Los desgraciados de los maridos siguen en la calle y sus
mujeres encerradas en casa, calladas.
Somos muchas personas las que esperamos
justicia en estos casos, pero sin ayuda de la sociedad esta no llega.
Las mujeres necesitan algún empujón que les haga ver que no están
solas, tienen que darse cuenta ¿Pero como lo van a hacer si la gente
no ayuda? Necesitan alguna señal, una noticia que vaya por todos los
rincones del mundo, que se den cuenta de que hay alguien ahí, a su
lado.
Hoy, 8 de marzo de 2001, se anuncia la
muerte de una luchador que al ver que nadie hacia caso de la
situación en la que se encuentran las mujeres, decide que su muerte
ha de dar la vuelta al mundo. En plena calle las llamas rodean mi
cuerpo que se haya sentado delante de los juzgados, en la pared se
puede leer en rojo vivo mi mensaje “HOY MUERO YO PARA QUE MAÑANA
PUEDAN SALVARSE ELLAS” me despido de este mundo que con la persona
a la que más quería no se ha comportado bien.
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